2002-4-1-4

Revisión Bibliográfica

Algunos aspectos de interés en la alergia medicamentosa.

Some interesting aspects in drug-induced allergy.

Dr. José Manuel Castellón Mortera1, Dra. Sila T. Castellón Mortera2, Dr. Álvaro Tomás González Marín3    

  1. Especialista de 2do grado en Alergología. Profesor Auxiliar.
  2. Especialista de 2do grado en Medicina Interna. Profesora Titolar.
  3. Especialista de 2do grado en Alergología. Profesor Asistente.

RESUMEN

Se hace una breve descripción sobre la epidemiología y la clasificación de las reacciones adversas a medicamentos. Se conceptualiza la reacción por idiosincrasia y se expresan los criterios comunes entre la idiosincrasia y la reacción por hipersensibilidad. Se explica brevemente cómo un medicamento se convierte en alergeno y se enumeran los factores que influyen en el potencial alérgico de un medicamento. Se describen las manifestaciones alérgicas que corresponden a las reacciones inmunológicas de Gell y Coombs. Se exponen los pasos a seguir ante una probable alergia medicamentosa y se relatan algunos aspectos primordiales de la alergia a algunos medicamentos en particular.

DeCS: HIPERSENSIBILIDAD A LAS DROGAS.
Palabras clave: Hipersensibilidad a las drogas.

ABSTRACT

A brief description is made about the epidemiology and  classification of adverse reactions to medications. The reaction is conceptualized by idiosyncrasy and common approaches are expressed between idiosyncrasy and a reaction by hypersensitivity. A brief explanation is given of how a medication becomes allergenic, and the factors that influence in the allergic potential of a medication are enumerated. The allergic manifestations that correspond to immunologic reactions of Gell and Coombs are described. The steps to follow before a probable drug-induced allergy are exposed,  and some essential aspects of allergy to some medications in particular are related.

MeSH: DRUG HYPERSENSITIVITY.
Keywords: Drug hypersensitivity.

INTRODUCCIÓN

Es  indudable  que  han habido grandes avances  en  la  industria farmacéutica  lo que  ha representado una  infinidad de nuevos medicamentos  muy  eficaces desde el punto de  vista  terapéutico incluso con menos toxicidad pero contradictoriamente el reporte por reacciones medicamentosas ha aumentado considerablemente.

Está  demostrado  que los medicamentos no se  utilizan  en  forma óptima lo cual depende en parte del desconocimiento por parte  de los profesionales de la salud de los principios activos  de  los medicamentos que prescriben.

Se  considera  que una reacción adversa a un  medicamento  ocurre entre 1 a 50 % de los tratamientos impuestos y de éstas de 6 a 10 % son por hipersensibilidad inmunológica o alérgica. Hay  varias clasificaciones de  las  reacciones  medicamentosas, nosotros preferimos independientemente de si la reacción depende del paciente o del medicamento dividirlas en 2 grandes grupos 1.

1) No inmunológicas (90 %)

2) Inmunológicas (10 %)

Dentro de las reacciones medicamentosas no inmunológicas está la idiosincrasia  que es una reacción cualitativamente anormal a un medicamento pareciéndose a las reacciones de hipersensibilidad  y diferenciándose en que no ocurre por un mecanismo antígeno anti­cuerpo. Precisamente una de las grandes dificultades  radica  en diferenciar las reacciones de hipersensibilidad de las idiosincráticas ya que existen criterios comunes para ambas reacciones como son 2:

1) La reacción no debe parecerse a la acción farmacológica del medicamento.

2) La existencia de un período de latencia antes de que se manifieste la reacción y durante el cual el medicamento no provoca ningún efecto molesto con una duración desde unos pocos días hasta algunos años.

3) Medicamentos químicamente muy distintos pueden provocar reac­ciones idénticas.

4) La reacción puede ser reproducida por dosis muy pequeñas después de largos intervalos.

5) La administración del mismo medicamento al paciente después de su restablecimiento provoca la repetición de la misma reacción.

 6) Las modificaciones histopatológicas en muchas reacciones no son específicas.

Los  medicamentos producen reacciones alérgicas en virtud  de su capacidad o de la capacidad de uno de sus metabolitos para indu­cir  una respuesta inmunológica. La mayoría de  los medicamentos funcionan inmunologicamente  como haptenes, compuestos de  peso molecular  menor  de 2OOO, que adquieren carácter  antigénico  al unirse  a una  proteína plasmática y se  les denomina antígenos incompletos.

La estimulación de la síntesis de anticuerpos o la  sensibilización de  los linfocitos por un medicamento o por alguno de  sus metabolitos requieren por lo común de su activación in vivo y  de la unión covalente a proteínas, carbohidratos y ácidos  nucléicos con excepción de las penicilinas semisintéticas que están contaminadas con proteínas micélicas o bacterianas y pueden ser causa directa  de reacciones inmunológicas. Los medicamentos protéicos, sueros, vacunas, productos biológicos y extractos  de alergenos son intrínsicamente antigénicos y portan un alto riesgo de sensibilización alérgica. Son varios los factores que influyen sobre el potencial  alérgico de un medicamento. Entre ellos:

1) Los defectos heredados en la destoxificación de los metabolitos activos de los medicamentos predisponen a los pacientes a reacciones de hipersensibilidad.

2) Es más probable la sensibilización por la administración tópica que por la oral o parenteral.

3) Una infección concomitante puede aumentar el riesgo de la alergia medicamentosa pero no la atopia y otras enfermedades inmunológicas.

4) Algunos enfermos reaccionan a múltiples medicamentos posiblemente debido a una base genética.

5) La alergia a un medicamento determinado es independiente de sus propiedades farmacológicas, pero altamente dependiente de la facilidad con la cual el medicamento o sus metabolitos se enlazan covalentemente con las proteínas portadoras.

 6) Los niños son mucho menos susceptibles que los adultos, las reacciones medicamentosas alérgicas o inmunológicas se incluyen dentro de la clasificación general de las reacciones alérgicas de Gell y Coombs 3,4.

 Las reacciones de tipo I son mediadas por anticuerpos reagínicos del  tipo IgE aunque también pueden intervenir  anticuerpos  IgG e IgM.  Pueden  ocurrir con cualquier medicamento  pero  los más frecuentes  son las sulfonamidas y las penicilinas.  Incluyen: La anafilaxia, la urticaria y el angioedema.

Las  reacciones  de tipo II o citotóxicas son  dependientes  del complemento y envuelven los anticuerpos IgG e IgM. Se forman complejos formados por el medicamento, el  anticuerpo  y  el complemento  que  se fijan a  una  célula de cualquier tipo circulante en la sangre dando como resultado la lisis celular  de los  eritrocitos, los leucocitos o las plaquetas.  Como  ejemplos tenemos: La anemia hemolítica, la  trombocitopenia, la agranulocitosis y la nefritis intersticial.

Las  reacciones  de tipo III o mediadas  por complejos antígeno-anticuerpo  en los que intervienen los anticuerpos IgG, IgM y  el complemento. La enfermedad es  una vasculitis   de   varios sistemas, en la cual los complejos inmunitarios se depositan a  lo largo de la superficie endotelial de los vasos sanguíneos, esti­mulando  la inflamación y el daño de la  pared vascular. Entre ellas  tenemos  la  enfermedad del suero, el lupus  eritematoso inducido por drogas y diversas vasculitis sistémicas y cutáneas.

Las  reacciones  de tipo IV son mediadas por células  y aparecen como consecuencia de la sensibilización local debido a un medica­mento  aplicado en la piel o mucosas. En este grupo tenemos  las dermatitis por contacto exantema fijo, las reacciones pulmonares agudas y  otras reacciones 5.

Existen  otros grupos importantes de reacciones que se denominan pseudoalérgicas ya que aunque clínicamente pueden tener las mismas manifestaciones, son reacciones de hipersensibilidad no inmunológicas, inclusive pueden dar una reacción anafilactoide. Estas reacciones son provocadas por medios  de  contraste radiológicos, antinflamatorios no esteroideos (AINE) y Aspirina (ASA).

En general los medicamentos que causan más reacciones alérgicas o pseudoalérgicas son:

1) Antibióticos, principalmente betalactámicos (45 %) y las sulfas (6 %).

2) Analgésicos como las pirazolonas.

3) ASA y AINE.

4) Antiepilépticos.

5) Aditivos y colorantes usados en los medicamentos.

6) Medios de contraste radiológicos.

DESARROLLO

DIAGNÓSTICO

Debemos  tener  en cuenta que todas las  reacciones  alérgicas  a medicamentos  tienen  una serie de características  generales  a todas y que son:

1) Se produce en un pequeño porcentaje de la población a la que  se le administra el medicamento y puede tener lugar con pequeñas dosis de ésta.

2) Se produce solamente después de haber sido expuesto el paciente al medicamento. Una sensibilización ante la primera exposición sugiere sensibilización previa por un medicamento con el que reacciona de forma cruzada o por un antígeno o una exposición inadvertida.

3) Se produce un período de latencia durante el cual el medicamento puede administrarse sin desencadenar efectos adversos.

4) Una vez que se ha desarrollado hipersensibilidad, la reacción ocurre con el uso subsiguiente del medicamento en dosis muy  inferiores a las terapéuticas.

5) Las manifestaciones clínicas de las reacciones alérgicas a medicamentos no se parecen a sus acciones farmacológicas conocidas ni a los síntomas de la enfermedad en tratamiento.

6) Los síntomas suelen desaparecer a los 3 a 5 días de suspender el medicamento.

7) Cuando se administra de nuevo el medicamento, reaparecen los síntomas.

El diagnóstico de la  alergia a medicamentos se basa habitualmente en una historia clínica detallada y en la exploración física. La historia clínica elaborada minuciosamente debe tener en cuenta los siguientes aspectos:

1) Identificar todos los medicamentos sin excepción aunque sean aparentemente inocuos y se le hayan administrado antes.

2) Determinar la vía de administración, la duración del tratamiento y la exposición previa al medicamento.

3) Detallar las manifestaciones clínicas iniciales y correlacionarlas con las diversas formas de alergia medicamentosa.

4) Determinar si el paciente continuó recibiendo el medicamento tras el comienzo de la reacción y cuál fue el resultado.

5) La desaparición de los síntomas después de su supresión inducen sospecha de alergia a él. Tener en cuenta los medicamentos de depósito o con vida media prolongada.

Las manifestaciones clínicas de la alergia a los medicamentos se determinan por el tipo de reacción inmunológica que interviene en la respuesta.

La reacción inmediata más importante mediada por IgE es la anafi­láctica que se presenta en unos minutos y pone en peligro la vida del paciente si no se trata de inmediato. Se manifiesta en la piel  con  urticaria y edema de Quincke; en las  vías  aéreas  con broncoespasmo y edema laríngeo; en el aparato digestivo con diarreas, náuseas y vómitos; en el aparato cardiovascular con hipotensión, arritmia y shock y en el sistema neurológico con pérdida de la conciencia y convulsiones.

Las reacciones no inmediatas pueden presentarse desde unas horas a  varios  días  y se manifiestan en 80 a 90 % en  la  piel como urticaria, edema angioneurótico, dermatitis eritemapapulosas,  eritema multiforme, púrpura, reacciones fotoalérgicas.

Con  menos  frecuencia  se manifiesta  como  asma,  síndrome  de Loeffer,  enfermedad del suero, vasculitis, artritis,  lupus, anemia hemolítica. Después de haber realizado el ejercicio mental de  identificación de las probables drogas ofensoras y el tipo de reacción se procede a la posible confirmación de la alergia medicamentosa para lo que  se realizan pruebas in vivo, pruebas in vitro y  pruebas  de provocación.

Las  pruebas in vivo son pruebas en que se prueba la piel  de  la persona   sospechosa  y  deben  comenzar  por  los   métodos de puntura (Prick)  o escarificación (Scratch), posteriormente se hacen  las  pruebas  intradérmicas. Las pruebas de  parche  son  de utilidad  en  la dermatitis por contacto a medicamentos  u  otras sustancias.

Las pruebas in vitro si bien serían las ideales por no  presentar ningún  riesgo  para  los pacientes, ninguna  puede  servir  como diagnóstico  definitivo  ni son aceptadas  universalmente.  Entre ellas tenemos:

1) Pruebas de RAST para determinar IgE específica por ejemplo para determinantes antigénicos de la penicilina como el peniciloil.  Debe correlacionarse con los resultados de las pruebas cutáneas y de provocación.

2) El test de transformación linfocitaria (LTT). Una variante del LTT realizado por flujo citométrico puede ser útil en el diagnóstico de daño hepático por alergia a drogas.

3) El ensayo colorimétrico basado en tetrazolium que es una variante del LTT.

4) La prueba de lisis de leucocitos específicas (SLLT) de la que se han descrito varias variantes.

5) Las pruebas de estimulación alérgica celular (CAST) para  medir la producción de sulfidoleucotrienos por leucocitos aislados. Una variante de ésta, el CAST-ELISA se ha usado con éxito en las reacciones de tipo inmediato a los antibióticos betalactámicos en Suiza.

6) Determinación de niveles séricos totales de IgE, que aumenta en las reacciones alérgicas agudas. También se realizan pruebas in vitro para anticuerpos IgG e IgM específicamente en las enfermedades producidas por anticuerpos citotóxicos, por ejemplo: Enfermedades hematológicas.

7) Precisar la liberación de histamina de los mastocitos y de los basófilos.

8) Producción de linfocinas para demostrar linfocitos sensibilizados.

Las  pruebas de provocación, que tienen como vías más comunes  la conjuntival y la oral, aunque también puede usarse la vía subcu­tánea, debe tenerse en cuenta que deben hacerse por  un  médico experimentado,  con dosis de prueba, en  condiciones  controladas disponiendo de tratamiento de urgencia.

ASPECTOS PRIMORDIALES DE ALGUNOS MEDICAMENTOS

La  alergia a algunas drogas puede también estar  asociada con condiciones patológicas individuales como son:

1) La alergia al dextran en las enfermedades inflamatorias, crónicas, osteomielitis, artritis, infecciones urinarias, etc.

2) La alergia al cloranfenicol en infecciones severas.

3) La alergia a sulfonamidas en el SIDA.

4) La alergia a la vancomicina en la endocarditis.

5) La alergia al alopurinol en la deficiencia renal.

Las reacciones alérgicas a la penicilina son comunes en  la práctica médica, su incidencia fluctúa entre 0.7 y 10 % de aquellos que la reciben, un 10 % de los casos presentan anafilaxia  y de estos el 10 % mueren. Para desarrollar alergia a la penicilina es necesario contacto previo con la misma aunque este en ocasio­nes puede ser oculto.

En  ocasiones se sobrediagnostica esta alergia pues la  presencia de un exantema puede deberse a la infección subyacente y no a  la penicilina. Tener en cuenta que los anticuerpos  sensibilizantes están dirigidos mayoritariamente contra el anillo beta  lactámico por  lo  que por reactividad cruzada  interesan  las penicilinas semisintéticas y las cefalosporinas,  por lo que las cefalosporinas y el meropenem deben usarse con cautela, el imipenem debe  evitarse  por  completo y el astreonam no parece presentar  un  gran riesgo 6-11.

La alergia a las sulfonamidas y especialmente la incidencia de reacciones al sulfaprim entre pacientes hospitalizados es entre 3 y 6 %. Las evidencias sugieren que algunas reacciones a las sulfonamidas son mediadas por IgE. Las reacciones que más frecuentemente producen son erupciones cutáneas y fiebre medicamentosa entre el 7° y 10° día de tratamiento, menos frecuentemente producen vasculitis, una reacción pulmonar, síndrome de Stevens-Johson y urticaria. Se han reportado severas reacciones inducidas por la desensibilización con sulfaprin. No hay otra vía práctica que la provocación con la droga para identificar pacientes alérgicos a las sulfonamidas 4.

Generalmente los pacientes sensibles a la aspirina también reaccionan con las drogas antinflamatorias no esteroideas (DAINE) sin embargo pueden tolerar el salicilato de sodio y el acetaminofen.

El tratamiento usual de la intolerancia a la aspirina y las DAINE es la estricta evitación. Se ha intentado experimentalmente la desensibilización con aspirina reportando éxito 2.

Los anestésicos locales son probados en la piel primero con la prueba de Prick a dilución adecuada, si esta es negativa se realiza la prueba intradérmica también a dilución adecuada y en caso de ser negativa se hacen pruebas de provocación en dosis progresivas por vía subcutánea hasta alcanzar las dosis plena.

La mayor cantidad de reacciones de hipersensibilidad a los anestésicos locales se atribuyen a la procaína. La antigeni­cidad de este anestésico como la de otros compuestos de tipo ester radica en su forma estructural y que en los productos de su elaboración está el ácido para-amino-benzoico (PABA), compuesto altamente antigénico capaz de inducir la formación de anticuerpos o sensibilizar linfocitos, también debe tenerse en cuenta que algunos de estos contienen epinefrina por lo que no deben utilizarse para pruebas por producir confusión 5.

Las reacciones alérgicas a la insulina pueden estar localizadas en el sitio de la inyección o ser sistémicas y generalizadas. Las reacciones locales ocurren en aproximadamente 5 % de todos los diabéticos. Tales reacciones son generalmente transitorias y clínicamente significativas en menos del 5 %  de los pacientes.

Estas reacciones dérmicas pueden ser monofásicas o bifásicas (inmediata y tardía). Raramente los diabéticos pueden desarrollar una reacción de Arthus a la insulina.

La mayoría de las reacciones a la insulina cederán espontáneamente con la administración continuada del mismo tipo de  insulina comercial y de esa forma no requieren evaluación ni tratamiento. Para las reacciones locales persistentes debe dividirse la dosis de insulina en mitades y darla en sitios separados con o sin la administración de antihistamínicos locales; también cambiar a otra preparación de insulina comercial puede ser útil. La urticaria generalizada y otras reacciones alérgicas sistémicas son infrecuentes y en caso de ocurrir requieren hospitalización. Existen protocolos de desensibilización rápida y lenta a la insulina siendo preferible la última  2.

En las reacciones a medios de contraste radiográfico (MCR) se ha reportado que después de una reacción anafilactoide a dichos medios, el riesgo de una reacción en una re-exposición es tan alta como de un 30 %. La incidencia y la severidad de reacciones subsiguientes usando MCR convencionales ha sido reducida usando protocolos de pre-tratamiento con corticosteroides, antihistamínicos y simpaticomiméticos.

Existen nuevos MCR más caros, de más baja molaridad que están asociados con menores reacciones anafilácticas. De esa forma es recomendable el uso de MCR poco iónicos y medicación previa para todos los pacientes con una historia de reacción anafilactoidea sistémica 12,13.

En  cuanto a las reacciones a agentes biológicos tenemos que  las reacciones  anafilácticas a las inmunoglobulinas E.V  son  raras pero pueden ocurrir en pacientes con deficiencia selectiva de IgA o  con inmunodeficiencia variable común en  quienes  anticuerpos anti- IgA se han desarrollado con exposiciones previas  a  inmu­noglobulinas. Antes  del uso de antisuero heterólogo, las pruebas  cutáneas  de alergia deberán realizarse como se prescribe en el prospecto.

En cuidadosos estudios controlados, niños que tenían anticuerpos IgE al huevo, pero no a la vacuna triple demostrada por  pruebas cutáneas, toleran bien la vacuna triple sin dificultades, inclu­so  niños con pruebas intradérmicas positivas a la vacuna  Triple se ha encontrado toleran esta vacuna sin dificultad.

Como  medida  de precaución para administrar la vacuna,  se  administran inyecciones  de la vacuna plena  comenzando  por  0.05 ml a  15 ó 20 minutos por vía subcutánea hasta  alcanzar  la  dosis  de  0.5 ml y posteriormente mantener en  observación  al  paciente durante 2 horas 14.

Existen otros grupos importantes de reacciones que se denominan pseudoalérgicas ya que aunque clínicamente pueden tener las mismas manifestaciones, son reacciones de hipersensibilidad no inmunológicas, inclusive pueden dar una reacción anafilactoide. Estas reacciones son provocadas por medios de contraste radiológicos, antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y Aspirina (ASA) 3.

En general los medicamentos que causan más reacciones alérgicas o pseudoalérgicas son:

Antibióticos, principalmente betalactámicos (45 %) y  las Sulfas (6 %)

 Analgésicos como las pirazolonas.

 ASA y AINE.

 Antiepilépticos.

 Aditivos y colorantes usados en los medicamentos.

 Medios de contraste radiológicos.

CONCLUSIONES

Las pruebas  para  confirmar  la  sensibilidad  a  drogas específicas son  escasas.  Los  problemas básicos son que:

1) Muchas reacciones inmunológicas a medicamentos son debidas a los metabolitos más que a los medicamentos originales.

2) Los metabolitos para la mayoría de los medicamentos (excepto la penicilina) no están claramente identificados.

3) Los metabolitos son compuestos químicos de pequeño peso molecular, tales como haptenos y deberán estar combinados con proteínas portadoras para ser útiles para diagnóstico.

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