2006-8-3-11

Revisión Bibliográfica

Pensamiento y Lenguaje: Fusión, disyunción o desarrollo paralelo.

“Thought and language. Blending, disjunction or parallel development”.

Lic. Leidy Mendoza Lorenzo1.

  1. Licenciada en Filología Literatura Cubana. Profesor Asistente.

RESUMEN

Ardua tarea lo constituye la didáctica de las Lenguas Extranjeras, y hay que tratar de utilizar un método donde la efectividad del proceso de enseñanza-aprendizaje se logre mediante el desarrollo de las cuatro habilidades comunicativas de forma integrada. Se abordó la ley genética general del desarrollo histórico-cultural de Vigotsky, las relaciones pensamiento-lenguaje y el desarrollo de los procesos psíquicos. El objetivo principal fue demostrar que pensamiento y lenguaje forman una unidad. Las principales conclusiones fueron: El paso del pensamiento hasta el lenguaje no es una mera expresión, sino su realidad y su forma; la verdadera dirección del desarrollo del pensamiento va de lo social a lo individual; se desarrollan en direcciones inversas y sus líneas evolutivas no coinciden.

DeCS: PENSAMIENTO, LENGUAJE .
Palabras clave: Pensamiento, lenguaje .

ABSTRACT

The didactics of a foreign languages, is a hard task and it is necessary to try to use a method where the effectiveness of the teaching-learning process is achieved by means of the development of the four communicative skills in an integrated way. Vigotsky’s general genetic law of historical-cultural development, the thought-language relationships and the development of psychic processes were addressed. The main objective was to demonstrate that thought and language form a unit. The main conclusions were: The transition from thought to language is not a mere expression, but its reality and its form; the true direction of the development of thought goes from the social level to the individual one; they are developed in inverse directions and their evolutional lines don't coincide.

MeSH: THINKING, LANGUAJE .
Keywords: Thinking, languaje.

INTRODUCCIÓN

El problema a investigar está basado en ¿Cómo adecuar la ley genética general del desarrollo histórico cultural de Vigotsky y las relaciones Pensamiento- Lenguaje a la enseñanza del español como Lengua Extranjera?

Los estudios en Psicología sobre la relación de ambos procesos se encontraban entre dos alternativas; la identificación o fusión de ambos procesos o la segregación o disyunción, ambos metafísicos y absolutos. Los primeros; como la especulación  de la Psicología lingüística  estableció que el pensamiento es “ Habla sin sonido” o  las teorías de los Psicólogos norteamericanos y los reflexólogos que lo consideraban un reflejo inhibido en su parte motora, ya que al constituir una y la misma cosa no pueden darse ninguna relación; los que se identificaban con el otro postulado concebían al lenguaje como una vestidura externa del pensamiento, ejemplo:  Escuela de  Wursburgo,  liberaban al pensamiento de todos los componentes sensorios, incluyendo las palabras, los han considerado independientes y puros, han realizado un análisis mecánico, al decir de Vigotsky “ Una conexión externa entre dos procesos distintos (1)”

Como ya nos hemos referido en el resumen, el objetivo principal es demostrar que el pensamiento y el lenguaje forman una unidad, argumentar por qué el significado de las palabras está sujeto a un proceso evolutivo y evidenciar la existencia de leyes específicas que gobiernan el fluir del pensamiento.

Los métodos básicos utilizados han sido teóricos: El histórico- lógico, el de análisis y síntesis y el de inducción- deducción.

DESARROLLO

El examen bibliográfico, desde la más reciente hasta la ya clásica nos permite tomar como base que la relación pensamiento-lenguaje es un postulado básico de la comprensión al escuchar y leer y de propiedad y corrección al hablar y escribir.

Los primeros estudios en psicología sobre la relación     pensamiento-lenguaje se encontraba entre dos alternativas; la identificación o fusión de ambos procesos o la segregación o disyunción, ambos metafísicos y absolutos. Los primeros, como la especulación de la psicología lingüística establecían que el pensamiento es “Habla sin sonido” o las teorías de los psicólogos norteamericanos y los reflexólogos que la  consideraban un reflejo inhibido en su parte motora, ya que al constituir una y la misma cosa no puede darse ninguna relación; los que se identificaban con el otro postulado concebían al lenguaje como una vestidura externa del pensamiento, ejemplo: Escuela de Wusburgo, liberaban al pensamiento de todos los componentes sensorios, incluyendo las palabras los han considerado independientes y puras, han realizado un análisis mecánico, al decir de Vigotsky “una conexión externa entre dos procesos distintos”  (1).    

Según el citado autor se pueden estudiar las estructuras psicológicas por dos formas de análisis esencialmente diferentes, los que consideran al método de la separación por elementos, un estudio aislado de los componentes pensamiento y palabra donde no se logra obtener el todo, que son las habilidades comunicativas e ignoramos la naturaleza unitaria del proceso en estudio, - unión vital de sonido y significado.

Tenemos que verlo en su función como lenguaje humano para que nos releve las propiedades físicas y psicológicas peculiares del habla y no solo de su funcionamiento, como ha sido práctica habitual en los métodos de enseñanza de lengua; la otra forma de análisis, la realizada por “Unidades”, se refiere al producto del análisis que “conserva todas las propiedades básicas del total y no puede ser dividido sin perderlas” (1). En la unidad del pensamiento y el lenguaje se cumple este requisito en el significado, pues es en el que el pensamiento y el habla se unen par constituir el pensamiento verbal, esta concepción del significado de la palabra como una unidad que comprende tanto el pensamiento generalizado como el intercambio social, es de un valor incalculable ya que permite el verdadero análisis causal-genético, el estudio sistemático de las relaciones entre el crecimiento de la  capacidad del pensamiento del niño y su desarrollo social.

El pensamiento y la palabra forman una unidad y no dos elementos que a veces pueden encontrarse o marchar paralelamente, constituyen u fenómeno del pensamiento verbal. Una palabra sin significado es un sonido vacío, el significado es, por lo tanto, un criterio de la “Palabra” y su componente indispensable (1).

El significado de la palabra está sujeto a un proceso evolutivo y no constituye un simple vínculo de asociación, es decir, una palabra sugiere a la mente su contenido como sus moradores a su casa, el proceso del cambio lo sufre no sólo el contenido de la palabra sino el modo en que se generaliza la realidad y se refleja a través de la palabra.

Las antiguas escuelas de psicología suponían la naturaleza idéntica de todas las conexiones y que el significado de la palabra no sufría variaciones. Pasaban por alto el hecho fundamental de cada pensamiento es una generalización y estudiaban el significado sin referirse a su proceso evolutivo (1).  Wursburgo consideraba imposible reducir el pensamiento a un mero juego de asociaciones, aunque reconocía la existencia de leyes específicas que gobiernan el fluir del pensamiento. Ach, cuando identificaba conceptos con significados, impidió el desarrollo y los cambios en los conceptos por lo que suponía que el desarrollo del significado de una palabra finaliza tan pronto como esta emerge. La Gestalt, cuyo caso no era diferente al panorama, pues mantuvieron una completa separación de estas dos funciones, una reducción de ambas a un común denominador estructural.

Se estableció que son procesos dinámicos que cambian al mismo tiempo que el niño se desarrolla y de acuerdo a las diferentes formas en que funciona el pensamiento; entonces, si varia el significado de la palabra en su estructura interna, la relación entre ambos sufre cambios que pueden ser considerados como desarrollo.

Si consideramos que esta relación es un proceso y no un hecho, un continuo ir y venir del pensamiento a la palabra y de la palabra al pensamiento y en él, - en el pensamiento – relación entre estos elementos sufre cambios que pueden ser considerados como desarrollo en el sentido funcional. Si estamos seguros que el pensamiento no se expresa simplemente en palabras, sino que existe a través de ellas. Si sabemos que todo pensamiento tiende a conectar una cosa con otra, se mueve, crece, se desarrolla, realiza una función, resuelve un problema, entonces debemos considerar que todo este fluir transcurre en un movimiento interior y que antes de ser formulado como palabra el pensamiento debe pasar por distintos planos o fases, juiciosamente denominado por este autor como interno, significativo y semántico a uno de esos planos y externo y fonético al otro. Corroborándose, en  el propio proceso de adquisición del lenguaje externo, cuando el niño después de pronunciar una palabra pude unirlas a otras formando frases y después oraciones que llegan a ser coherentes, apreciándose en su recorrido que va de la parte al todo ocurriendo lo contrario con respecto al significado, pues esas primeras palabras tienen el significado de una oración compleja, ejemplo: cuando el niño ya sabe decir “agua” es el aspecto externo ya que su significado o aspecto interno es mucho más complejo, pues “está pidiendo agua”, hay implícitamente otras palabras que el todavía no conoce pero constituye el significado del mensaje.

Como puede apreciarse se desarrollan en direcciones inversas y sus líneas evolutivas no coinciden, pero por ello no podemos afirmar que son independientes, sino que constituyen un solo proceso, se necesitan a tal punto, que a medida que el pensamiento va siendo más diferenciado ya se le dificultan las palabras aisladas para expresarlo y necesita crear formas más complejas pero con organicidad y de forma recíproca, ese progreso en el lenguaje ha ayudado a avanzar los pensamientos desde ese inicio borroso y homogéneo hacia formas más definidas. Las estructuras de uno no reflejan al otro, existen diferencias, por ello las palabras no las podemos utilizar por capricho o como un simple atributo, pues el paso del pensamiento hasta el lenguaje sufre cambios, “no es una mera expresión la que encuentra en el lenguaje, haya su realidad y su forma” (1).

El segundo factor es el que ocurre en períodos posteriores del desarrollo del niño,  por ejemplo, al utilizar palabras como porque y aunque o estructurales temporales, donde apreciamos que la necesidad de verificar  nuestro pensamiento no surge en los primeros años de la infancia, es decir, la necesidad de una actividad lógica se subordina a satisfacer cosas inmediatas como el juego, pero una vez más se demuestra que la gramática precede a la lógica y que  esa discrepancia es necesaria para que la unión se realice.

Los procesos del desarrollo semántico y fonético constituyen en esencia uno solo, debido justamente a su dirección inversa y existe, por otro lado, una interdependencia entre los aspectos semánticos y gramaticales del lenguaje, que los cambios que ocurren en la forma pueden conllevar a modificaciones de un alcance elevado en el significado.

El niño no descubre el significado del lenguaje de una vez y para siempre, es un proceso bastante complejo, tiene sus inicios y formas transicionales, un crecimiento cuantitativo con sus propias leyes y funciones. De estudios realizados por psicólogos, como: Piaget, Kbuhler, Kaffka y otros, encontramos “que el descubrimiento por parte del niño de la unión entre palabra y objeto no conduce inmediatamente a un conocimiento claro de la relación simbólica del signo y su referente característico del pensamiento bien desarrollado; que la palabra durante un largo tiempo aparece ante el niño como un atributo o una propiedad del objeto más que como un simple signo; que el niño aprende antes la estructura externa del objeto-palabra que la relación interna signo-referente, y que el descubrimiento hecho por el niño no es realmente súbito y no puede ser definido exacto en que ocurre”  (1).

Ocurren complejos cambios funcionales y estructurales en relación con el pensamiento y el desarrollo del lenguaje, puesto que las primeras palabras son sustituidas del gesto indicador y además ella antecede al “descubrimiento del lenguaje” por parte del niño y de ser capaz de realizar operaciones lógicas y como los factores medio ambientales, sociales y orgánicos internos constituyen elementos fundamentales en el desarrollo del lenguaje que unido a una verdadera relación genética entre la personalidad y el lenguaje, donde se aprecia un desarrollo histórico de la personalidad misma y nos acerca hacia la finalidad de su propia naturaleza esencial.

Si valoramos las raíces genéticas del pensamiento y el lenguaje de los hombres y de los animales, encontramos diferencias, pero la fundamental, está en la inteligencia humana. De acuerdo a la opinión de Kohler y Wundt, los gestos indicadores que constituyen la primera etapa en el desarrollo del lenguaje humano no aparecen en los animales; otro psicólogo, Yerkes, demostró en los chimpancés la carencia del lenguaje no por causas intrínsecas ya que poseen el aparato vocal y las cuerdas fonéticas necesarias y la capacidad intelectual pero carecen de la tendencia a imitar sonidos; hasta aquí no hemos llegado a la esencia del fenómeno, dada en que los animales “copian” acciones inmediatamente perceptibles por el aparato visual pero no tienen “Ideación” o capacidad de realizar operaciones intelectuales de un tipo distinto, esta aptitud sí le es propia al hombre.

Filogenéticamente y ontogenéticamente el pensamiento y el lenguaje tienen distintas raíces genéticas por ello no es de extrañar que hasta cierto momento –2 años- los dos siguen líneas separadas, independientemente uno de otro, aunque ya tienen las dos funciones del lenguaje:  la social y la emocional.

Cuando se encuentra de que cada cosa tiene su nombre hace el gran descubrimiento de su vida, “el lenguaje comienza a servir al intelecto y los pensamientos empiezan a ser expresados” (1), hasta el momento solo conoce las palabras que los otros le suministran (afectivo-conactivo),  aunque va sintiendo la necesidad de las palabras al transcurrir un poco de tiempo, al decir de Vigotsky “ha descubierto la función simbólica de las palabras”(1), trata de aprender  los símbolos vinculados a los objetos, esta etapa se llama fase intelectual y en ella coinciden las líneas de desarrollo del lenguaje y el pensamiento.

En el desarrollo del habla del niño podemos establecer con seguridad en etapa preintelectual (el balbuceo, los gritos y sus primeras palabras), y en su desarrollo intelectual una etapa prelingüística, correspondiente a los 10,11 y 12 meses de edad donde se producen las primeras invenciones, todavía en gérmenes, pero extremadamente valiosas para el desarrollo mental posterior.

Pudiéramos retornar algunas ideas puntuales de Vigotsky;

  • El fluir del pensamiento no va acompañado de un despliegue simultáneo de lenguaje. Los dos procesos no son idénticos por lo que la correspondencia entre ellos no es rígida.
  • El pensamiento puede desviarse ya que la inteligencia posee su propia estructura.
  • Una frase puede expresar diferentes pensamientos y un pensamiento puede ser expresado a través de diferentes oraciones.
  • Poseemos en la mente el pensamiento de forma simultánea y completa, lo que demuestra que no está formado por unidades separadas como sí ocurre en el lenguaje, que se revela en forma sucesiva y con palabras separadas, justamente porque el pensamiento no posee una contrapartida automática en las palabras, aunque el tránsito de una a otra lleva al significado, pero de forma indirecta debido a causas físicas y psicológicas, puesto que primero el pensamiento pasa a significados y sólo después a las palabras, al verdadero contacto e intercambio.

En líneas anteriores  expresábamos que existe un momento del desarrollo del  niño donde las líneas (pensamiento-lenguaje) se encuentran y entonces el pensamiento se torna verbal y el lenguaje racional o interiorizado, asimismo, nos adherimos a Vigotsky  al considerar el análisis por unidades como la referencia a un producto del análisis que conserva todas las propiedades básicas del total y no puede ser dividido sin perderlas; encontrándose la aplicación de este requerimiento en el pensamiento verbal, específicamente, en el aspecto interno de la palabra, en el que hace posible que el pensamiento y el habla se una: en su significado.

Dicho así, parecería sencillamente: idea-objeto y el significado como vínculo de asociación o complemento de la palabra, pero el proceso es cautivante puesto que el significado de una palabra no se refiere a un solo objeto, sino a un grupo o a una clase de objetos y cada una de ellos es, por lo tanto, también una generalización de naturaleza psicológica. Al tener en cuenta que la distinción cualitativa entre la sensación y el pensamiento es la presencia en el pensamiento del reflejo generalizador de la realidad o la esencia de los significados de las palabras y los mismos pertenecen tanto al pensamiento como al lenguaje, es tanto pensamiento como habla, por ello encontramos en él la unidad que buscamos.

Las consideraciones precedentes permiten ubicar el componente semántico. Al ir concretando recordaremos que el desarrollo del lenguaje sigue el mismo curso y obedece a las mismas leyes que todas las operaciones mentales y se distinguen cuatro etapas fundamentales:

  • Lenguaje preintelectual y pensamiento preverbal.
  • Psicología simple. Cuando experimenta con las propiedades físicas de su propio cuerpo y con las de los objetos que se encuentran a su alrededor. Domina estructuras gramaticales (porque, cuando, pero) y todavía no conoce las relaciones causales, condicionales o temporales de las mismas. Comprende primero la sintaxis del lenguaje que la del pensamiento y llega a hacer el primer ejercicio de esa naciente inteligencia práctica del niño.
  • Signos externos y operaciones externas, los utiliza como ayuda a la solución de problemas internos. Un ejemplo lo constituye el contar con los dedos. Fase egocéntrica por especial.
  • La memoria lógica se comienza a usar, se opera con relaciones inherentes y signos interiorizados. Se da una interacción entre las operaciones externas e internas.

Nos detendremos en la tercera etapa o Lenguaje Egocéntrico, que abarca aproximadamente las edades de 3 a 7 años, cuando el niño habla sólo sobre si mismo, no toma en cuenta a su interlocutor, por tanto, no trata de comunicarse ni espera respuesta y a menudo ni siquiera le interesa si los otros le prestan atención o no, este lenguaje se manifiesta con mayor incidencia que el socializado o comunicativo cuando intenta un intercambio con los demás, ruega, ordena, amenaza, trasmite información, hace preguntas, es decir, le interesa comunicarse. Muchos de los pensamientos del niño quedan inexpresados por ser incomunicables y para expresarlos necesitaría del punto de vista de otros, su pensamiento egocéntrico es mayor que su lenguaje egocéntrico y nos esclarece aún más esta sentencia de Vigotsky al estudiar a Piaget. “...un adulto piensa socialmente aún cuando esté solo, y un chico de menos de 7 años piensa y habla egocéntricamente aún en sociedad” (1).

Este lenguaje egocéntrico asume un papel muy importante y que ante cualquier impedimento en la realización de una actividad en niño toma conciencia de esa actividad, intenta remediar la situación hablando consigo mismo llegando a duplicarse el lenguaje egocéntrico al enfrentarse el problema, tratando de darle solución se convierte en un instrumento del pensamiento, en la búsqueda y planeamiento de la solución del problema.

Se aprecia un desarrollo paulatino y constituye una etapa en la evolución que abarca desde el lenguaje verbal al interiorizado.

De acuerdo al desarrollo del lenguaje egocéntrico así alcanzará un lenguaje interiorizado o un pensamiento para sí lógico para desarrollar en su etapa juvenil.

La verdadera dirección del desarrollo del pensamiento va de lo social a lo individual y no como se presenta en las concepciones tradicionales o piayetianas que va de lo individual al socializado. Al detenernos a observar la función primaria de las palabras, tanto en niños como en adultos, es la comunicación la que prima, por tanto su primer lenguaje es social- en las primeras etapas, más adelante se comienza a diferenciar ese lenguaje social en egocéntrico y comunicativo, ambos son sociales; si los argumentos entre niños dan lugar a  la reflexión entonces cuando el niño conversa consigo mismo, es similar, al hacerlo con los demás, pues al detenerse a pensar ya está listo para hacerlo en voz alta. Por otro lado si el habla interiorizada del adulto es similar a su “pensamiento para si” entonces, es semejante a la función del lenguaje egocéntrico del niño, y esto nos conduce lógicamente al criterio de Vigotsky (1), cuando desaparece el habla egocéntrica no es que se atrofie simplemente, sino que permanece oculta, es decir, se convierte en lenguaje interiorizado. Es un eslabón genético, constituye la transición entre la forma verbal interiorizada, una etapa intermedia entre la diferenciación de las funciones del lenguaje verbal y por supuesto su transformación final, de una parte del lenguaje verbal en interiorizado.

El lenguaje egocéntrico desaparece ante el sentimiento de ser comprendido, esencial para el lenguaje social, representa una transición entre el lenguaje para los otros y el lenguaje para uno mismo, o sea, posee funciones del lenguaje interiorizado y del lenguaje social.

El lenguaje interiorizado puede estar muy cerca, en lo formal, del lenguaje externo, o ser exactamente igual. Una demostración lo constituye, el pensar en una conferencia que vamos a impartir, donde se aprecia que no existe una separación entre el comportamiento interiorizado y el externo, se influyen mutuamente; aunque el interiorizado es habla para uno mismo y el externo ea para los otros, esta ausencia de vocalización en el interiorizado es sólo una consecuencia de la naturaleza específica del mismo, no constituye un antecedente del externo, ni su reproducción en la memoria, es hasta  punto su contra parte puesto que el lenguaje externo es el paso del pensamiento en palabras, por excelencia, la objetivación y materialización del pensamiento y con respecto al interior ocurre lo inverso: El habla se transforma en pensamientos internos.

Al igual que el egocéntrico, ayuda a superar dificultades, orienta mentalmente y se comprende conscientemente, es para uno mismo, da fuerzas y seguridad en el aprendizaje. Al perderse la vocalización, no debemos apreciarlo como un síntoma de disolución del mismo, sino que el acto de hablar es innecesario, es un peldaño superior la abstracción del sonido, el pensar palabras en vez de pronunciarles constituye esta transición tan necesaria entre el lenguaje para los demás (cuando individualizamos de forma insuficiente el lenguaje social primario) y el que es para uno mismo.

La forma sintáctica básica del lenguaje interiorizado es la tendencia a la predicación, motivada a que en el proceso de comunicación la mente de uno vigila incesantemente las necesidades del otro. Cuando hacemos una pregunta y la respuesta es corta, se omiten los demás elementos, coincidieron sus pensamientos y se logra un entendimiento perfecto mediante el uso de simples predicados. Puntos de contacto, podemos ir apreciando entre la tendencia a la no necesidad de la sintaxis ni el sonido abundante con innecesario de la vocalización, ya ese lugar preponderante lo ocuparán el significado o aspecto semántico con respecto a la fonética, con ello no estamos restándole originalidad a la sintaxis de significados con respecto a lo gramatical ya que se ha demostrado la preponderancia del sentido de una palabra sobre su significado.  

El sentido es la suma de todos los sucesos psicológicos que la palabra provoca en nuestra conciencia, pero que presenta varias zonas y una de ellas es el significado y por cierto, la más estable, por tanto, la palabra adquiere el sentido del contexto, que constituye la ley fundamental de la dinámica de su significado, no visto el contexto como el resto de las palabras que acompañan una palabra. Nos parece acertado el concepto de Tatiana Sloma Cazacu, citada por la colombiana Amanda Betacourt “... una organización cuyas propiedades específicas están determinadas por la intensión de comunicación, por el sentido comunicado, por la posibilidad de interpretación por parte del receptor” (2). El sentido de una palabra es complejo y móvil ya que cambia en las diferentes mentes y situaciones en que se presente y aunque es casi ilimitado, específicamente en su relación estrecha con el contexto podemos distinguir que el mismo puede ser precisado, individualizado o completado; una palabra toma su sentido de la frase, la que a su vez lo toma del párrafo, el párrafo del libro y est de todas las obras del autor.

El sentido puede cambiar a las palabras pues las ideas frecuentemente cambian de nombre, como ocurre con las palabras de nuestra lengua donde no se relaciona el sentido con los sonidos aislados sino, con la palabra en sí, similar proceso sucede en el sentido de una oración al valorarla en su totalidad y no como palabras independientes; ilustrativo es el ejemplo de: Terminó la clase. Por Finalizó o Acabó la clase, apreciamos que al cambiar la palabra no se altera el sentido, son relativamente independientes entre sí dichos procesos.

 “La regla que rige el lenguaje interiorizado es el predominio del sentido sobre el significado, de la oración sobre la palabra, y del contexto sobre la oración” (1).

La segunda función es la aglutinación que se manifiesta con regularidad en algunas lenguas y como regla general en las lenguas primitivas; la formación de palabras por la combinación de las mismas denota no sólo una idea más compleja sino la designación de todos los elementos separados en la idea. Ejemplo lo constituyen, las palabras compuestas con guión en el español (agro-industria, teórico-práctico y otros).

La tercera característica básica de la semántica del lenguaje interiorizado la podemos observar definitivamente en la forma en que los sentidos de las palabras se combinan y unen. Así, una palabra que aparece continuamente en un texto, puede alimentarse de todas las variaciones de sentido que están contenidas en esas palabras y entonces la propia palabra es continente, el sentido de la obra se puede encarnar en esa palabra. Proceso al que acuden escritores y que los profesores de lengua utilizamos frecuentemente al enseñar a extraer los subtemas o temas de textos u obras literarias.

Si deseáramos registrar dicho lenguaje nos resulta bastante incomprensible pues como se ha demostrado en el transcurso de nuestras valoraciones las personas que se encuentran en estrechas relaciones psicológicas, las palabras y todos sus sistemas adquiere significados que solo ellos comprenden.

Hemos considerado de interés para cerrar criterios acerca del lenguaje interiorizado retomar a Vigotsky cuando expresó “el habla interiorizada es una función autónoma del lenguaje. Podemos contemplarla como un plano diferente del pensamiento verbal. Es evidente que la transición del lenguaje interiorizado al lenguaje externo no constituye una simple traducción de uno a otro. No puede lograrse mediante la mera vocalización del lenguaje silencioso. Es un proceso dinámico y complejo que envuelve la transformación de la estructura predicativa e idiomática del lenguaje interiorizado, en un lenguaje sintácticamente articulado e inteligible para los demás” (1).

Si seguimos examinando con profundidad no nos quedamos en el lenguaje interiorizado pues su verdadera naturaleza y ubicación puede ser precisada después de ver el plano del “pensamiento mismo” o “en sí”.

Nuestros deseos y necesidades, intereses y emociones, conforman lo que la literatura ha denominado como motivación, pudiendo acercarnos a ellas si comprendemos la base afectiva-volitiva de los pensamientos del otro ya que sólo así tendremos la comprensión verdadera. Confirmamos una vez más (1) que si el habla y la inteligencia aparecen tempranamente y que si el lenguaje interiorizado y el pensamiento verbal aparecen en etapas posteriores entonces la etapa posterior es una simple continuación de la primera. La naturaleza misma del desarrollo cambia de lo biológico a lo socio-cultural. El pensamiento verbal es un proceso histórico –cultural y tiene leyes y propiedades específicas que no pueden ser halladas en formas naturales del pensamiento y la palabra.

CONCLUSIONES

Pensamiento y Lenguaje son procesos dinámicos que cambian al mismo tiempo que el niño se desarrolla y de acuerdo a las diferentes formas en que funciona el pensamiento; entonces, si varía el significado de la palabra en su estructura interna, la relación entre ambos sufre cambios que pueden ser considerados como desarrollo.

Pensamiento y Lenguaje se desarrollan en direcciones inversas y sus líneas evolutivas no coinciden, pero por ello no podemos afirmar que son independientes, sino que constituyen un solo proceso. Las estructuras de uno no reflejan al otro, existen diferencias. El paso del pensamiento hasta el lenguaje no es una mera expresión, sino su realidad y su forma.

Ocurren complejos cambios funcionales y estructurales que van unidos a los factores medioambientales, sociales y orgánicos internos. Una verdadera relación genética entre la personalidad y el lenguaje se puede apreciar en el desarrollo histórico de la personalidad misma y nos acerca hacia la finalidad de su propia naturaleza esencial: La Verdadera dirección del desarrollo del pensamiento va de lo social a lo individual.  

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Vigotvsky Lev S.  Pensamiento y Lenguaje. La Habana: Editorial Pueblo y Educación; 1968.
  2. Betancourt Arango Amanda. La Texto lingüística: Un enfoque para la enseñanza del español. p. 3.



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